Corte y peinado: nada que ver con el tipo de

No soltaba un novio hasta que tenía otro preparado, y luego terminaba casi siempre volviendo con el primero. Era como los monos, que van saltando de rama en rama, y no sueltan una hasta que saben cuál es la próxima de la que van a colgarse. Así actuaba yo. Y lo que es peor, encima alardeaba de ello.

La sensibilidad interpersonal

A finales del siglo XIX, se derruyeron muchos monasterios y sus claustros con la idea de transformar Barcelona en una urbe más abierta y moderna, y lo mismo pasó en muchas otras urbes y pueblos de Cataluña,